Soy incapaz de recordar lo que sentí la primera vez que nuestros ojos se cruzaron, ni cuando me diste tu primer abrazo, ni cuando me dijiste "te quiero" por vez primera; pero, aunque no sea capaz de recordar muchas de nuestras vivencias, a lo largo de la vida, hay algo que siento en lo más hondo de mi corazón: si volviera a nacer, desearía volver a ser tu hija.
Me he callado muchos "te quiero", me he guardado muchos abrazos, he reprimido mil sentimientos... ¿Por qué? Ni siquiera yo lo sé, pero lo que sí sé es que, cada vez que lo he hecho, el tiempo entre nosotras se ha escapado, un tiempo que se ha marchado y que no volverá. Cegada en cuestiones banales, algunas veces he olvidado amar a la persona que ha estado conmigo mucho antes de que mis ojos vieran por primera vez la cálida luz del sol, muchas veces he olvidado quién me dio la vida, muchas veces he olvidado que mi corazón late por ti, y solo por ti, madre.
Lamento no haber sido mejor hija, en muchas ocasiones. Lamento mis errores, muchos de los cuales podría haber evitado si te hubiera escuchado. Lamento mis enfados guiados por la rabia más que por la razón. Lamento muchas de las palabras dichas y que jamás debería de haberte dedicado. Lamento las lágrimas que te hice derramar en días de tormenta. Lamento el dolor que he llegado a poder causar en tu corazón en mis días más amargos.
Solo puedo darte las gracias por haberme convertido en la persona que soy ahora, y gracias por todo aquello que no soy. Gracias por haber estado siempre a mi lado, en lo bueno, y en lo malo. Gracias por haber permanecido a mi lado siempre que te necesitaba. Gracias por haber tratado de comprenderme aun cuando, muchas veces, ni siquiera yo era capaz de comprenderme. Gracias por haber sido un apoyo titánico, aún cuando creía que estaba sola. Gracias por haberme levantado tras haber caído más mil veces. Gracias por haberme demostrado que no hay amor más grande que el amor de una madre hacia su hijo. Gracias por todos los sacrificios que por mí has hecho a lo largo del tiempo y que, en su momento, fui incapaz de valorar. Gracias por existir y gracias por ser mi madre.
Espero dedicarte una nueva carta el próximo año pues, aunque a veces sea tan fría como el mármol, la realidad es que no puedo llegar a imaginarme una vida sin ti.
Te quiero.
Feliz día de la madre.
Carta dedicada a la persona más importante de mi vida, mi madre.
© Ángeles Duque-Rey
© Todos los Derechos reservados. Cualquier plagio, copia o adaptación no autorizada supondrá una violación de los Derechos de Propiedad Intelectual y será denunciada.
